Como los templarios nuestra junta rectora cree ser la poseedora de la única verdad dejandose cegar por el brillo de su espada y en ocasiones enfrentándose a sus propios protegidos de mano de la Santa Inquisición.
Sin reparos en enfrentarse a sus propios vecinos para defender algo que ellos mismos saben nos engañaron, pero ahora ya es tarde para dar marcha atrás, pidiendo un esfuerzo cada vez mayor a sus seguidores (parcelistas) para poder acometer las obras doblemente pagadas y bajo las ordenes de su iglesia ( el administrador) cuyas cuentas son imposibles de casar, cuentas en multitud de bancos para no poder seguirles la pista, cuentas abstractas como la de gastos junta: ¿en que?, en comidas, en recoger a los niños del cole, en manicura para poder quitar la publicidad de las farolas, o gastos de digitalización, ¿que digitalizan?, luego no cuelgan nada en su blog, aunque pensándolo bien como los Templarios inventaron los bancos y cobraban comisiones estas personas han encontrado su forma de llenarse las manos con el esfuerzo de los demás.
Solo cuando tiene miedo el gato se revuelve y eso es lo que le pasa a la junta rectora al denunciar a una asociación inofensiva, a un parcelista por decir lo que piensa y a una empresa constructora a la que dejaron hacer, a pesar de los continuos avisos que les llegaban de los parcelistas, para ahora pedirles responsabilidades.
Como fueron ellos,
serán sentados,
serán juzgados,
serán desterrados y olvidados.